Te miro sentado en esa esquina y
sueño con poder decirte lo mucho que me gustas. En el momento en que tomé
el valor necesario, te vi salir por esa puerta. Llegue a casa
angustiada, me acosté y pensé en lo que ocurrió.
Abrí los ojos y me dí
cuenta que me quedé dormida, me levanté, seguí con la rutina de todos los
días, llegó la noche y salí a caminar, encontré un bar y entré a tomar
algo, me trajeron mi café, tomé la mitad y me sentí observada, demasiado,
levanté la vista y lo vi tan lindo y sencillo como siempre. Creo que el
café me despertó y me hizo dar cuenta de lo que podía perder si no
actuaba.
Me levanté de mi asiento y me
acerque, mientras me dirigía hacia vos comenzó a sonar una música.
Espontáneamente te saqué a bailar. No hablamos, solo bailamos. Pasaron
horas y era tiempo de que el bar cierre, entonces te pregunté tu nombre,
me miraste, y cuando abriste tu boca para responder empecé a sentir un
movimiento el cual no me permitía seguir de pie, acompañado por un dolor
de cabeza insoportable, cerré los ojos y cuando los abrí me encontraba en mi
casa, en
mi cama, el celular estaba vibrando y el
sol brillando, ¿Solamente dormía?, todo parecía tan real.
Solo dormía..
. Micaela Castillo .
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